The Big Short (Review)

Una versión pop de un documental económico, la película de “La Gran Apuesta” es bastante buena. Entretiene, aunque se le dificulta mucho ser imparcial, la tónica de indignación flagrantemente tratándose de vender.


Contiene ligeros spoilers


Años y tragedias después, no podemos desprendernos aún de la crisis económica del 2008. Los fantasmas ahí están. ¿Quién o qué tuvo la culpa? Adam Mckay, fiel a sus orígenes de comedia, intenta explicarlo en 130 minutos.

La película nos guía apresuradamente por lo que sucedió previo al colapso de Lehman Brothers y el debacle económico que todos conocemos (¡Y es una historia real!). Hace bien en tocar algunos aspectos de la crisis que tienden a pasar desapercibidos, como el rol de la cultura “macho” en Wall Street, la confianza desmedida de la Fed y las autoridades y la tendencia a tratar a las hipótecas como “algo seguro”. Esto, coincidentemente, sigue ocurriendo en muchos países en desarrollo (pero esto es otra historia).

Las actuaciones son (en general, pero especialmente, Brad Pitt) promedio, sin embargo de alguna manera todo funciona muy bien: no tienes tiempo de discernir el arte porque estas muy metido en la historia. La trama es lo suficientemente veloz para un público acostumbrado a los tid-bits noticiosos. McKay, a través de sus proezas pasadas, entiende muy bien que nos aburrimos pronto y esta película es todo menos eso.

En fin, como entretenimiento, la película es sin duda estelar. Hasta quieres, extrañamente, que el sistema se colapse para ver la reivindicación del Dr. Burry (Christian Bale) y la caída de los idiotas en Goldman Sachs.

En términos educacionales (que a mí no me engañan: pretendía serlo), la película es buena pero no muy convincente. En pro del entretenimiento creo que McKay abusa de los take-aways informativos. El segmento en Las Vegas, con Selena Gomez y un PhD en Economía, es de los mejores momentos. La confluencia de las apuestas y el glamour nos ilustran increíblemente bien el punto (y lo absurdo) de los C.D.O’s Sintéticos. El viaje de descubrimiento a Florida, otro acierto imprescindible. Pero, ¿Margot Robbie? Innecesario. Too much.

No obstante, en su más ambicioso intento de vendernos una visión post-crisis, anti-Wall Street, la película fracasa. El intento de reconciliar al veterano Mark Baum (Steve Carell) con un sentimiento de culpa sobre los “excesos” está relativamente mal hecho. ¿Si no te gusta, porque sigues en el juego? Pero más importante, la crisis es una historia relativamente lejana y la película fue tan entretenida que terminas pensando sobre los pronunciamientos de culpabilidad: “who cares?”.